Esta partitura nocturna se deja ver con una lenta sensualidad. Se colma con los últimos resplandores del sol aportados por la bergamota. Bajo un cielo púrpura vibran especias cálidas, que preludian un embriagador paseo a la luz de la luna. En los jardines, la rosa centifolia se funde en un abrazo sensual con el jazmín y la acacia, rematado por un toque de melocotón, y rodeado por una bruma de Iris. En plena noche, la combinación del chipre se despliega lentamente, en torno al musgo del roble y a los sombríos matices de pachuli, rematados por una untuosa madera de sándalo y almizcles.
Las imágenes son meramente ilustrativas